Las luces de neón son un elemento más en el escenario
cotidiano, imágenes en movimiento que captan la atención, promocionando hasta
el más absurdo de los productos. El entretenimiento parece proceder de una
única fuente: la tecnología. Objetos de colores con pantallas interactivas que
llenan tu cabeza de ideas, cuales no tienes esfuerzo de interpretar, la única
competencia de quién logra fabricar el más liviano y fino de los aparatos. Una
vida entera, una mente, inactiva a causa de la tecnología. ¿Qué ha sido de los
grandes retos de la realidad? ¿Acaso no se disfruta también un libro? ¿No es
incluso más sencillo su uso? Días en los que nos asustaba qué podría pasarle a
la tan preciada novela si era prestada quedan muy atrás.
Siento lástima, observando las muertas expresiones de amigos
sucumbiendo con extraordinaria facilidad ante un mundo, donde un resultado
basado en esfuerzo e imaginación carece de encanto. No debería haber necesidad
de crear un lugar virtual cuando tu mente tiene la capacidad necesaria para
ello, el sitio perfecto. Muchos de estos he encontrado en libros, mentes
incomprendidas que reflejan en palabras las historias de distintos personajes,
con los que tal vez se identifican, ¿no es mucho más emocionante descubrir lo
que estas personas han tratado de transmitirnos tras muchas horas de trabajo?
Por lo visto, también se ha perdido la consideración y respeto hacia ellos.
Hace no mucho tiempo, probé una de las experiencias más
populares de estos tiempos: una creación virtual donde encarnar un personaje,
cumplir ciertas misiones, obtener dinero y poder. He visto a amigos perder este
lazo a causa de ridículas disputas por sus objetivos en un lugar que ni existe.
Mas esto no es precisamente lo que me interesa, ¿podéis imaginar el penoso
rostro que muestran mientras, inconscientes, son arrastrados allí? Siento como
si hubiese dejado de vivir entre seres humanos, cadáveres tienen expresión más
animada.
He llorado, he reído, he deseado destrozar un papel en mil
pedazos por la angustiosa sensación de leer su contenido. ¿Puedes decir lo
mismo mientras juegas a la aplicación de moda de la última semana? No me asusta
reconocer ante todos la impetuosa necesidad de seguir leyendo que me controla
por completo desde el primer momento que empecé, no me importan las ignorantes
risas de aquellos que no conocen este placer. La casi extinta lectura no podrá
ser superada jamás por la tecnología.
Pues en lugar de una mente vacía, espero un día, poder
expresar en tal vez aburridas letras, mi mundo e historia ideales.
Helena Bailach Adsuara, 2º ESO A. Mención honorífica. Grupo A
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